Muy buenas a todos los internautas que leen este blog, quitándome la melancolía de la última entrada de encima hoy le doy la vuelta a la tortilla para ponerme serio y contar a todos vosotros una cosa que recientemente me ha pasado y que me ha hecho reflexionar muy seriamente. Voy a intentar hacer que vosotros reflexionéis también.
Lo primero y principal es que con esta historia lo último que pretendo es darme aires de superioridad o grandeza, para nada, aquí todos somos iguales hagamos lo que hagamos. Así pues comenzamos con la historia.
Nos remontamos al pasado miércoles 20 de Febrero de 2013, aproximadamente a las 17:50 con la cámara de fotos guardada en mi mochila salgo en bici dispuesto a fotografiar el Volkswagen Escarabajo de unos vecinos de mi pueblo (es por eso que voy a aprovechar las mejores fotos que tomé y las voy a poner por aquí para que no sea solo texto)
Pues bien, cojo el camino hacia allí, (estos vecinos viven prácticamente al lado de la carretera) sin problemas, dejo la bici en un lugar donde no estorbe para tomar las fotos y me dispongo a sacar la cámara de la mochila cuando de pronto escucho el pitido de un coche...
"Quizás ha saludado a alguien." pensé, prosigo sacando le cámara cuando de pronto y para mi sorpresa veo un coche (un Volkswagen Golf Mk3) por la carretera a un ritmo ridículo, vaya que sí, con razón el ritmo era ridículo, pues se había averiado en el trayecto entre un pueblo y otro y su dueño venía empujando. Sorprendido me acerco al arcén del lado de la carretera en el que estoy, el dueño se fijó en mí y me dijo:
"Se ha averiado."
Le respondí afirmando un rotundo:
"Te hecho una mano."
A lo que jadeando reaccionó con un:
"Venga vale!"
Vigilé que no se aproximaban coches por ningún carril y rápidamente crucé la carretera dispuesto a ayudarle, comenzamos a empujar ambos, el por el lado del conductor manejando el volante y yo por la parte de atrás. Lo "mejor" (notese la ironía) de todo es que mientras ambos empujábamos el coche los coches cuyos conductores nos miraban con cara rara (ni que fuéramos bichos raros por favor!), tan rara como la de la gente que paseaba por las cercanías...
Seguimos empujando hasta llegar a una ligera pendiente, en ese momento el dueño se metió en el habitáculo dándome las gracias a lo que respondí con un "De nada!" y con un último empujón que hizo descender al Golf lentamente, pero lo suficientemente rápido para que pudiera arrancar el coche con el viejo truco de meter segunda y perderlo de vista.
Un poco confuso por cómo ocurrió todo, crucé la carretera y acto seguido comencé a tomar fotos al susodicho Escarabajo, para al acabar la sesión guardar todo, subirme a mi bici y volver tranquilamente (a todo lo que daba) a casa.
Entré y me senté donde ahora mismo estoy sentado escribiendo todo esto, entré en Twitter y exploté (interpretad bien, no penséis que me desintegré) tenía que decir a alguien que me comprendiera todo lo que recorría mi interior después de vivir una escena tan penosa como la que acabáis de leer, porque sí, es penosa la actuación de todos aquellos que se limitaban a pitar y a observar el espectáculo...
Es que a mí se me caería la cara de vergüenza cuando al llegar a tu casa después de que tu coche se haya averiado, te paras a pensar y te das cuenta de que vives en una sociedad en la que en 2 kilómetros de trayecto entre un pueblo y otro solo se ha dignado a ayudarte a empujar tu coche un adolescente que andaba por la zona, señores, es para pararse a pensar y a recapacitar.
He leído entradas que hablan sobre que hay que dar un cambio, pues el propósito de todo amante del mundo del motor es crear una cultura automovilística propia que se asemeje a las de los demás países como por ejemplo Alemania.
Muy bien, tenemos que crear afición, crear competiciones al alcance de gente de a pié, competiciones y eventos aptas para todos los bolsillos y a la vista está que nos estamos aplicando el cuento, un ejemplo de estas competiciones son las recientes 24h de Guadix que han dejado un muy buen sabor de boca y han revolucionado las redes sociales en el rinconcito de los locos de los coches y que por lo que se, se están planteando el hacer competiciones semejantes.
Para dar ese cambio de cultura hacen falta medios, talleres suficientemente preparados. Los hay.
Pocos requisitos eran necesarios para llegar a alcanzar el nivel al que queremos llegar hasta que me ocurrió esto y me dí cuenta de que nos hace falta otro requisito, y que podemos tomar ejemplo de otros seres que conviven con nosotros en las carreteras día a día. Los moteros.
Necesitamos ese impulso que hace pararse a todo motero que ve a un compañero de afición tirado en la cuneta, o bien para remolcarlo, por curiosidad o para echarle una mano. Ese es el ejemplo a seguir por todos. Humildad.
Porque esto es así, porque mientras que no empecemos a cambiar lo poco que nos queda por cambiar y aprendamos a echarle una mano al que se queda tirado en mitad del trayecto, seguiremos siendo ese país donde pululan canis con sus Seat Leon FR, la música a tope y van pregonando el espíritu racing de este país.
GunyuleroJr
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Nota sobre derechos de autor.
Esta entrada ha sido publicada anteriormente publicada en www.fuelandwheels.blogspot.com.es por mí mismo. GunyuleroJr.
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